LA PARÁBOLA DE LOS TALENTOS EN LA ERA POST-PANDEMIA


Sin importar qué religión profeses, probablemente alguna vez escuchaste la Parábola de los Talentos, del Evangelio de Mateo, una parte fundamental del Nuevo Testamento en la Biblia cristiana. Esta parábola, que tiene casi 2,000 años de haber sido escrita, toma relevancia en pleno siglo XXI, para ser más precisos en el año 2020.

Una parábola es una enseñanza simbólica de carácter moral; que resulta plenamente aplicable en el momento actual que estamos viviendo, es decir, la pandemia mundial que se ha vuelto la protagonista del año en curso.

Un talento, en los tiempos en que fue escrita la biblia, era una unidad de medida monetaria empleada en la antigüedad. Es como hablar hoy en pesos mexicanos, o en dólares americanos, o en euros.

Yo recibí una educación católica. Durante años fui a misa cada domingo. Y aunque hoy en día no practico la religión regularmente, recuerdo haber escuchado esta historia algunas veces a lo largo de mi vida. Y en una conversación reciente, mi amiga Danielha Pereyda (quien además es mi coach de resultados), hizo que la recordara hace unos días.

La Parábola de los Talentos más o menos va así: Habla de un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos (recordemos, una medida monetaria), a otro siervo le dio dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. El que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.

Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Hablando con el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: “Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos”. El señor le dijo: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: “Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos”. Su señor le dijo: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: “Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo”. Respondiendo el señor, le dijo: “Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”.

¿Cuál es el mensaje detrás de esta enseñanza? Dios confía sus dones o talentos a los hombres con la obligación de que los desarrollen, y espera una respuesta fructífera por parte de cada hombre,​ y que la inactividad —ya sea por miedo,​ por exceso de precaución o cobardía,​ pereza, o simple omisión consciente​— en hacer rendir los talentos recibidos es criticada por el propio Jesús.

Recordemos la última parte: “Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.”

Usando la Parábola de los Talentos como analogía aplicable en el mundo actual, cada uno de nosotros ha recibido ya 4 meses de cuarentena. Supongamos que cada mes es un talento. Y todavía no sabemos cuánto más se extenderá este periodo de encierro, de readaptación, de descubrir nuevas formas de hacer las cosas. ¿En qué lo estás aprovechando? ¿En qué estás convirtiendo esos talentos que Dios, la vida, el universo o aquel ser superior en el que tú creas te ha dado? ¿Qué estás sumando al costal simbólico donde se encuentra todo tu inventario de valor personal? Eventualmente, todos tendremos que volver al mundo nuevamente. Podremos salir de nuestras cuatro paredes a enfrentarnos a la nueva realidad que nos espera allá afuera. Sin embargo, no será un señor quien venga a cuestionar lo que hicimos con esos talentos durante el tiempo que transcurra. Es el mundo quien nos va a decir con hechos si estamos a la altura de lo que se requiere para entonces.

Habrá quienes utilicen sus talentos para hacer ejercicio y convertirlos en un cuerpo sano y fuerte. Habrán otros que usen cada talento para iniciar un nuevo proyecto, experimentar, aprender, y quizá los conviertan en nuevos negocios, en vehículos de riqueza. Puede que otros usen sus talentos para crecer espiritualmente y los conviertan en una existencia más balanceada, plena y feliz. Y no hay bueno ni malo, no hay mejor ni peor. Todo sirve en este mundo. La pregunta es, ¿a la altura de qué quieres estar tú cuando esta situación haya terminado? ¿En qué vas a convertir los talentos que la vida te está otorgando hoy en la forma de tiempo? El tiempo es el recurso más valioso. Se agota y no es recuperable. Sin duda, cada minuto hoy vale muchísimo más que cada talento de la parábola que te acabo de contar. Es una gran responsabilidad administrarlo y convertirlo en cosas buenas para tu vida de hoy en adelante.

Dedicado a mi querida amiga, Danielha Pereyda, espléndida consultora de negocios y coach de resultados, por toda la inspiración que me ha brindado a través de sus enseñanzas.

Categorías: Vida Laboral

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